Cristo te ama

Efesios 1.- Un llamado a ser santos

VERSÍCULO PARA MEMORIZAR:
En Él tenemos redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados según las riquezas de su gracia que ha hecho abundar para con nosotros.
Efesios 1:7-8

BASE BÍBLICA:
1 Pablo, apóstol de Cristo Jesús por la voluntad de Dios: A los santos que están en Éfeso y que son fieles en Cristo Jesús:
2 Gracia a vosotros y paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,
4 según nos escogió en Él antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de Él. En amor
5 nos predestinó para adopción como hijos para sí mediante Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad,
6 para alabanza de la gloria de su gracia que gratuitamente ha impartido sobre nosotros en el Amado.

7 En Él tenemos redención mediante su sangre, el perdón de nuestros pecados según las riquezas de su gracia

8 que ha hecho abundar para con nosotros. En toda sabiduría y discernimiento
9 nos dio a conocer el misterio de su voluntad, según el beneplácito que se propuso en Él,
10 con miras a una buena administración en el cumplimiento de los tiempos, es decir, de reunir todas las cosas en Cristo, tanto las que están en los cielos, como las que están en la tierra. En Él
11 también hemos obtenido herencia, habiendo sido predestinados según el propósito de aquel que obra todas las cosas conforme al consejo de su voluntad,
12 a fin de que nosotros, que fuimos los primeros en esperar en Cristo, seamos para alabanza de su gloria.

13 En Él también vosotros, después de escuchar el mensaje de la verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído, fuisteis sellados en Él con el Espíritu Santo de la promesa,

14 que nos es dado como garantía de nuestra herencia, con miras a la redención de la posesión adquirida de Dios, para alabanza de su gloria.
15 Por esta razón también yo, habiendo oído de la fe en el Señor Jesús que hay entre vosotros, y de vuestro amor por todos los santos,
16 no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo mención de vosotros en mis oraciones;
17 pidiendo que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en un mejor conocimiento de Él.

18 Mi oración es que los ojos de vuestro corazón sean iluminados, para que sepáis cuál es la esperanza de su llamamiento, cuáles son las riquezas de la gloria de su herencia en los santos,

19 y cuál es la extraordinaria grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, conforme a la eficacia de la fuerza de su poder,
20 el cual obró en Cristo cuando le resucitó de entre los muertos y le sentó a su diestra en los lugares celestiales,
21 muy por encima de todo principado, autoridad, poder, dominio y de todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo sino también en el venidero.
22 Y todo sometió bajo sus pies, y a Él lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia,
23 la cual es su cuerpo, la plenitud de aquel que lo llena todo en todo.

INTRODUCCION
Pablo escribe la carta a los efesios desde su encarcelamiento en Roma, en el año 62 aproximadamente. Éfeso se convirtió en la principal ciudad de Asia Menor durante el Imperio romano, dada su estratégica ubicación. Del libro de los Hechos podemos concluir que Pablo visitó la ciudad de Éfeso por lo menos en dos ocasiones, durante su segundo y su tercer viaje misionero.

El tema principal de la carta es la gloria de Dios en Cristo y en su iglesia. Este propósito lo describe claramente en 3:21. Lo importante es que el Padre reciba todo el reconocimiento, a través de la obra redentora de Jesús y a través de su iglesia. El creyente tiene que vivir la vida en Cristo buscando que el Padre sea glorificado.

I. ESCOGIDOS PARA SER SANTOS
v. 3 La bendición de Dios para el creyente es una bendición completa, total, integral (con toda bendición espiritual). La máxima expresión de esta bendición que el Padre da a sus hijos está expresada “en Cristo”, expresión que se repite más de 30 veces en la carta y que exalta la participación de Cristo en la obra redentora.

Cuando habla de la bendición en los lugares celestiales, no se refiere a que la bendición se da en un lugar físico, sino que se está enfatizando la naturaleza espiritual de la bendición de Dios. La bendición de Dios para sus hijos trasciende lo material y lo temporal: su bendición es desde la eternidad y hasta la eternidad.

v. 4 Aquí Pablo hace referencia a la enseñanza dada por Jesús (Mateo 25:34) en el sentido que desde la eternidad Dios preparó su reino y determinó que los creyentes llegaran a formar parte de él (una muestra más del amor y la misericordia de Dios que nos permite formar parte de su plan).

vv. 5, 6 Existe una relación muy cercana entre la predestinación y la adopción. Dios nos predestinó para ser adoptados como sus hijos. Esto no es más que un claro reflejo del amor de Dios, y lo ha hecho posible sólo a través del Amado, es decir, de Jesús. Qué demostración de amor de parte de nuestro Dios “según el beneplácito de su voluntad”.

vv. 7, 8 Pablo explica la obra de Dios a favor nuestro. Cuando habla de redención se refiere al acto de liberarnos de la esclavitud del pecado en que vivíamos antes de acercarnos a Él. Esto fue posible sólo mediante el precio de la sangre de Cristo derramada en la cruz. El perdón que ahora experimentamos es la consecuencia de la redención. ¡Somos libres! Todo esto “según las riquezas de su gracia”.

vv. 9, 10 Dios ha decidido manifestar el misterio —oculto durante muchos años— de su propósito de sujetar todas las cosas bajo la autoridad de Cristo. Cualquier enseñanza que no ponga a Jesús como cabeza de todo contraviene el plan de Dios.

II. SANTOS PARA ALABANZA DE SU GLORIA
vv. 11, 12 Al haber sido adoptados como hijos de Dios, hemos recibido herencia, herencia que Dios ha querido que cada uno de nosotros disfrutemos, que seamos para alabanza de su gloria. Este es el centro medular del llamado de todo creyente; es nuestra vocación, el propósito de Dios para la vida de cada uno de nosotros.

vv. 13, 14 El sello del Espíritu Santo, una vez que el creyente ha declarado a Jesús como su Salvador, es la señal de propiedad de Dios. En la antigüedad, los reyes sellaban documentos con su anillo declarando autenticidad de los mismos; de la misma manera, Dios sella con el Espíritu Santo en señal de legitimidad. El sello en nuestra vida es la garantía de la verdad de nuestra redención.

III. LA INTERCESIÓN POR LOS SANTOS
vv. 15-18 En esta carta, al igual que en sus demás cartas, Pablo intercede por los creyentes, ahora por los de Éfeso. La oración de Pablo incluye básicamente tres aspectos: gratitud, por la fe en Jesús que manifiestan los creyentes y por su demostrado amor por el resto de los santos; el corazón pastoral de Pablo rebosa de contento por las evidencias de la redención en la vida de ellos, como deben gozarse nuestras autoridades espirituales acerca de nosotros. Que experimenten un mejor conocimiento de Jesús, a través del espíritu de sabiduría y revelación que habrían de recibir como consecuencia de la oración del apóstol. Y que sean iluminados para que alcancen a comprender toda la profundidad de la obra redentora de Cristo.

vv. 19-23 Pablo termina la oración haciendo un breve resumen del propósito —que había permanecido oculto y ahora es revelado— de sujetar todas las cosas bajo el señorío de Jesús. Jesús resucitó de entre los muertos, está sentado a la diestra del Padre reinando en majestad, tiene absolutamente todo sometido bajo sus pies y es cabeza sobre la iglesia. Es la plenitud de aquel que lo llena todo en todo. No necesitamos absolutamente nada más; con Cristo estamos más que completos.

APLICANDO ESTE ESTUDIO A MI VIDA
1. Nuestro llamamiento es a ser santos y fieles. ¿Qué ocupaciones te distraen de esto?
(Filipenses 2:12)
2. ¿Cómo ven los demás la santidad y la fidelidad en tu vida?
(Gálatas 2:20)
3. ¿Hay momentos en tu vida en los que no te sientes elegido y adoptado por Dios? ¿Perdonado? ¿Redimido?
(Juan 1:16, Salmos 8:4)
4. ¿Cómo demuestras tu amor al Señor por su obra de redención en tu vida?
(Mateo 22:37, 1 Juan 2:5)
5. Si Cristo es la cabeza, ¿todas tus decisiones están sometidas a Él? ¿Qué parte de tu vida necesitas sujetar a Él todavía?
(Juan 3:30)
6. ¿Sientes que te falta algo?
(Mateo 24:13)

CONCLUSION
Dios tenía un plan preconcebido desde antes de la fundación del mundo: someter todas las cosas bajo el señorío de Jesús. Para cumplir su plan, el Señor nos escogió, nos adoptó como hijos suyos, nos perdonó y nos redimió.
¡Gracias, Señor, por pensar en mí! Hoy declaro que con Jesús estoy completo, no me falta nada y someto todas mis decisiones a su señorío.

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