Si te quitan la capa

Por Ani Garza T
Junio 28, 2011

Ahora que desgraciadamente es tan común que a mano armada te quiten lo que tienes, ya sea tu bolsa, cartera, celular, carro etc., cuanto sentido tiene lo que nos dijo Jesus hace dos mil años.
Al que te hiera en la mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite la capa, no le niegues tampoco la túnica. A todo el que te pida dale, y al que te quite lo que es tuyo, no se lo reclames. Lucas 6:29
Yo me negaba a recibir esta palabra, y no pensaba que la podía poner en práctica, si alguien me quitaba algo, no estaba dispuesta a soltarlo. Con mucho gusto daría lo que yo quisiera dar, pero jamás permitiría o aceptaría que me quitaran algo.
Cuando alguien nos quita o nos roba algo, el dolor en el corazón es muy grande, nos sentimos despojados, maltratados, arrebatados, dañados y esto genera en nuestro corazón un sentimiento de impotencia, enojo y amargura que nos contamina y nos roba la paz. Además de ser despojados en lo material de algo, si no obedecemos lo que nos dice Jesus, también seremos despojados de nuestra paz y quizá hasta de nuestra vida.
Y esto me recuerda aquel incidente de este hombre llamado Don Alejo Garza Tamez de 77 años, que fue advertido por los malos, de que sería despojado de su propiedad. Un rancho ubicado a 15 km. de Ciudad Victoria, Tamaulipas. El decidió que no entregaría su rancho a nadie. Asi es que se preparó para matar a quienes vinieran a quitarle su propiedad. Aunque mató a algunos cuantos, finalmente perdió su rancho y su vida en el tiroteo.
El hombre fue considerado un héreo, un hombre muy valiente que pudo defender lo suyo hasta la muerte. ¿Valió la pena haber perdido su vida a cambio de defender ese terreno? Esa pregunta se la podríamos hacer a su esposa a quien dejó viuda, y a sus hijos a quién dejó huérfanos.
Cada enseñanza que Jesus nos da, tiene un propósito, y El espera que la pongamos por obra, en práctica. Cuando alguien nos quita algo, y por obediencia a Jesus no se lo negamos, sino que mas bien, se lo regalamos, para poder obtener una paz que sobrepasa todo entendimiento. Si en vez de aferrarnos a eso que nos quitaron, decidimos de corazón regalarlo, algo pasa que nuestro corazón ya no siente el mismo dolor y angustia por haber sido despojado de algo. Cuando alguien nos quite algo, decidamos regalarlo… no tanto porque queramos, sino porque es algo que Jesús nos dice que debemos hacer. Cuando decidimos hacer lo que Jesus, nuestro Maestro y Señor nos dice, podemos estar en paz de ser obedientes y agradar a nuestro dueño.
Si estamos a cuentas con Dios en nuestra vida, a través de recibir lo que Jesús hizo en la Cruz, El nos devolverá como a Job, siete veces más, de lo que nos hayan arrebatado. Dios Padre nos ama, Él es el dueño de todo, y si lo obedecemos, seremos herederos de todo lo que Él tiene. Lo material va y viene, y es Dios quien decide a quién se lo da a administrar. Confiemos en que al ser obedientes, Dios restaurará lo que nos haya sido quitado. Bendiciones.