Cristo te ama

QUÉ HACEMOS CON EL MATRIMONIO?

¿QUÉ HACEMOS CON EL MATRIMONIO?
Por: Pr. Alcides Molina
Introducción:
Reconocemos que la creación estuvo ejecutada y supervisada por Dios, todo era bueno, excepto la soledad natural del hombre. El nombramiento de los animales, escena que presenta a Adán como monarca de todas las criaturas, hace del hombre un ser social, hecho para la comunión, no para el abuso del poder. Aunque era mucho lo que se había hecho por él, no obstante la vida es total, solamente cuando se comparte el amor con otro ser creado en su propio nivel. Dios hizo posible que el hombre tuviera una ayuda idónea para él. Así, pues, la mujer se presenta como compañera y contraparte; nada se dice aún de ella como madre. Se la valora primero por si misma, por lo que es. Desde esta perspectiva nació el matrimonio.
1- El matrimonio fue una idea de Dios: (Gen. 2:18-24).
La obra creativa de Dios no estuvo completa hasta que creó a la mujer. Pudo haberla hecho del polvo de la tierra como hizo al hombre. Sin embargo decidió hacerla del hueso y de la carne del hombre. Al realizar esta acción, nos ilustra que en el matrimonio, el hombre y la mujer llegan a ser simbólicamente una sola carne.
(v.22) …y la trajo al hombre. Implica que Dios la «entregó» en matrimonio al esposo, estableciendo la institución del matrimonio. Tal como Dios instituyó el matrimonio, se trata de una relación sagrada entre el hombre y la mujer.
Especular otra forma de «unión» sin el complemento de género, es fruto de la perversión progresiva de la especie humana. Aunque criterios con relación a las «nuevas uniones de parejas» del mismo sexo, parecen tomar espacios, cada vez más fuertes, aún en los círculos religiosos, esto no deja de ser un modelo que contradice la idea original de Dios.
2- La entrega total es esencial para un buen matrimonio. (Gen. 24:58-67)
Cuando Rebeca supo que el hombre que había ido a recibirla era Isaac, su futuro esposo, siguió dos costumbres orientales. Bajo del camello en señal de respeto y se cubrió el rostro con un velo
(V.67) .Y la trajo Isaac…y la tomó a Rebeca por mujer, y la amó…
Aquí se observa una entrega de ambos: Lo que más le cuesta a la mujer es la sumisión. (Ef. 5:22). Lo que más le cuesta al hombre: Expresar el amor. (Ef. 5:25)
Existen muchas posiciones, ideológicas, culturales, psicológicas y sociales al respecto; pero la realidad demuestra que tanto el hombre como la mujer de la sociedad occidental, cristianos o no, se han afanado por defender posturas egoístas y antibíblicas.
Tanto el sometimiento que pretende ejercer el hombre, y la competencia desleal como respuesta de la mujer, hacen del matrimonio «un campo de batalla», donde los límites bíblicos son ignorados por ambos, y los hijos son disputados como «trofeos de guerra».
Contextualizar el matrimonio desde la perspectiva de la Palabra de Dios, dignifica tanto a la mujer como al hombre, ya que es una relación paradigmática de Cristo y la Iglesia ( Ef. 5:29-33) Alterar esta cosmovisión teológica, es ignorar principios generales de las Escrituras.
3 – El romance es también importante en el matrimonio. (Cantares 4:9-10)
Quizás estos poemas de amor parecen extraños a nuestra cultura, pero los intensos sentimientos de amor y admiración son universales. EL vinculo de hermanos en la fe (Registrado en el pasaje bíblico) antecede al Matrimonio. Comunicar amor tanto en palabras como en acciones pueden mejorar cualquier matrimonio.
4 – La infidelidad rompe el lazo de la confianza. La confianza es básica en todas las relaciones humanas. (Mat.5:32)
El divorcio es tan hiriente y destructivo hoy como lo fue en los días de Cristo. Jesús dijo que el divorcio no es permitido «salvo por causa de fornicación». Esto no quiere decir que el divorcio debiera ocurrir cuando uno de los cónyuges se entera de la infidelidad del otro. La sugerencia con más peso es: Primero intentar perdonar, reconciliarse y restaurar la confianza. Si la confianza no se logra reparar, la ruptura del Matrimonio es inevitable, más allá de la cuestión formal.
5 – El matrimonio como ámbito esencial para la construcción de una familia y sociedad. (Salmos 127:1-2)
Utilizando las descripciones gráficas de una mentalidad judía, Salomón, también judío, compara el hogar familiar con una ciudad. En aquel entonces era bastante corriente construir las ciudades terminando primero sus muros a fin de mantener fuera al enemigo. Luego, una vez acabados éstos y dedicados a Dios, los guardias los recorrían de continuo a la expectativa de un ataque. ¿Qué quiere dar a entender Salomón con esta analogía? A menos que los responsables de la ciudad y los guardias militares (la familia como un todo) confíen en Dios, y no sólo en el muro, no se mantendrá fuera al enemigo.
¿En definitiva que simbolizan los muros en el Matrimonio?
Pueden ser variados, tienen relación con el cuidado del otro. Todo aquel entramado de interrelaciones de protección por el cónyuge. Es el límite para los de adentro y los de afuera. Etc. Pero aún siendo una obra de «ingeniería social» todo muro resulta un tanto vulnerable en algún aspecto de su construcción.
Dos veces utiliza el escritor las mismas palabras: «Si Jehová no… en vano…si Jehová no… en vano…» Esta es la idea que debemos remarcar: Si Dios no esta invitado a ser protagonista en nuestra casa, todo lo demás será un esfuerzo mal gastado, vacío y contraproducente.
Y no olvidemos la afirmación: «a su amado dará Dios el sueño» (Sal. 127:2). No se puede dormir en paz, cuando esa paz no viene de Dios.
Conclusión:
No olvidemos que la familia, el hogar son las bases de la iglesia, de la sociedad y las naciones todas. Hacer cualquier esfuerzo por la unidad del matrimonio será de mucho valor para esta generación y las venideras.

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