VERSÍCULO PARA MEMORIZAR:
Prosigo hacia la meta para obtener el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
Filipenses 3:14
BASE BÍBLICA:
2 19 Mas espero en el Señor Jesús enviaros pronto a Timoteo, a fin de que yo también sea alentado al saber de vuestra condición.
20 Pues a nadie más tengo del mismo sentir mío y que esté sinceramente interesado en vuestro bienestar.
21 Porque todos buscan sus propios intereses, no los de Cristo Jesús.
22 Pero vosotros conocéis sus probados méritos, que sirvió conmigo en la propagación del evangelio como un hijo sirve a su padre.
23 Por tanto, a éste espero enviarlo inmediatamente tan pronto vea cómo van las cosas conmigo;
24 y confío en el Señor que también yo mismo iré pronto.
25 Pero creí necesario enviaros a Epafrodito, mi hermano, colaborador y compañero de milicia, quien también es vuestro mensajero y servidor para mis necesidades;
26 porque él os añoraba a todos vosotros, y estaba angustiado porque habíais oído que se había enfermado.
27 Pues en verdad estuvo enfermo, a punto de morir; pero Dios tuvo misericordia de él, y no sólo de él, sino también de mí, para que yo no tuviera tristeza sobre tristeza.
28 Así que lo he enviado con mayor solicitud, para que al verlo de nuevo, os regocijéis y yo esté más tranquilo en cuanto a vosotros.
29 Recibidlo, pues, en el Señor con todo gozo, y tened en alta estima a los que son como él;
30 porque estuvo al borde de la muerte por la obra de Cristo, arriesgando su vida para completar lo que faltaba en vuestro servicio hacia mí.
3 1 Por lo demás, hermanos míos, regocijaos en el Señor. A mí no me es molesto escribiros otra vez lo mismo, y para vosotros es motivo de seguridad.
2 Cuidaos de los perros, cuidaos de los malos obreros, cuidaos de la falsa circuncisión; 3 porque nosotros somos la verdadera circuncisión, que adoramos en el Espíritu de Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no poniendo la confianza en la carne,
4 aunque yo mismo podría confiar también en la carne. Si algún otro cree tener motivo para confiar en la carne, yo mucho más:
5 circuncidado el octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo;
6 en cuanto al celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia de la ley, hallado irreprensible.
7 Pero todo lo que para mí era ganancia, lo he estimado como pérdida por amor de Cristo.
8 Y aún más, yo estimo como pérdida todas las cosas en vista del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor, por quien lo he perdido todo, y lo considero como basura a fin de ganar a Cristo,
9 y ser hallado en Él, no teniendo mi propia justicia derivada de la ley, sino la que es por la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios sobre la base de la fe,
10 y conocerle a Él, el poder de su resurrección y la participación en sus padecimientos, llegando a ser como Él en su muerte,
11 a fin de llegar a la resurrección de entre los muertos.
12 No que ya lo haya alcanzado o que ya haya llegado a ser perfecto, sino que sigo adelante, a fin de poder alcanzar aquello para lo cual también fui alcanzado por Cristo Jesús.
13 Hermanos, yo mismo no considero haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y extendiéndome a lo que está delante,
14 prosigo hacia la meta para obtener el premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
15 Así que todos los que somos perfectos, tengamos esta misma actitud; y si en algo tenéis una actitud distinta, eso también os lo revelará Dios;
16 sin embargo, continuemos viviendo según la misma norma que hemos alcanzado. 17 Hermanos, sed imitadores míos, y observad a los que andan según el ejemplo que tenéis en nosotros.
18 Porque muchos andan como os he dicho muchas veces, y ahora os lo digo aun llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo,
19 cuyo fin es perdición, cuyo dios es su apetito y cuya gloria está en su vergüenza, los cuales piensan sólo en las cosas terrenales.
20 Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también ansiosamente esperamos a un Salvador, el Señor Jesucristo,
21 el cual transformará el cuerpo de nuestro estado de humillación en conformidad al cuerpo de su gloria, por el ejercicio del poder que tiene aun para sujetar todas las cosas a sí mismo.
INTRODUCCION:
Filipenses, como el resto de las cartas escritas por Pablo, es un manual de cómo se debe vivir la vida en Cristo. En el primer estudio veíamos que cuando se vive la vida en Cristo tiene que haber un crecimiento constante, se tiene que ir avanzando en nuestra relación personal con Jesús; las adversidades que se presentan se deben contemplar como oportunidades de bendición; Pablo preso se gozaba, ya que por sus prisiones más gente predicaba de Jesús; y es necesario anteponer el interés de la obra de Cristo a nuestros intereses personales.
La semana pasada considerábamos que la vida en Cristo nos hace ver los unos por los otros, el bienestar de los demás debe ser una prioridad para el creyente; que tenemos que estar alertas para no ser engañados por falsos maestros; que con objetivos claros será más fácil nuestra vida en el Señor; que tenemos una nueva naturaleza.
I. LA VIDA EN CRISTO NOS HACE VER LOS UNOS POR LOS OTROS
vv. 19-30 Pablo tenía una gran preocupación: el bienestar de los filipenses. Por esta preocupación envía primero a Epafrodito para tener noticias “frescas” de los creyentes en Filipo; tiene la intención, con el mismo propósito, de enviar en fecha no muy lejana a Timoteo, y también de ir él personalmente. Los mensajeros enviados por Pablo habrían de llevar una palabra de aliento. Vemos aquí a la autoridad espiritual mostrando interés y preocupación por lo que están bajo su responsabilidad.
Llama la atención lo que expresa el apóstol: “a fin de que yo también sea alentado al saber de vuestra condición”. Pablo, como autoridad espiritual de los creyentes en Filipo, tenía la necesidad de aliento. Había en su corazón la necesidad de saber que las cosas marchaban bien para recobrar ánimo, no desmayar, y seguir adelante en su ministerio (recordémoslo: estaba preso). Hoy, muchas veces acudimos a pedir consejo y ayuda en medio de la angustia y de la necesidad; cuando pase el momento de prueba y llegue la bendición, demos retroalimentación; la autoridad espiritual necesita saber que vamos bien.
Es de resaltar la forma como se expresa Pablo tanto de Timoteo, así como de Epafrodito. Eran hombres en los que podía confiar ciegamente. Los dos mantenían un testimonio irreprochable. ¡Que la gente a nuestro alrededor se pueda expresar así de nosotros!
Hoy los creyentes debemos retomar y profundizar en este asunto que a veces pasamos por alto. El bienestar de los creyentes a nuestro alrededor es nuestra responsabilidad. ¿Qué hacemos por ellos? La invitación de la carta a los Hebreos es más que clara: “y considerémonos cómo estimularnos unos a otros al amor y a las buenas obras, no dejando de congregarnos”.
II. LA VIDA EN CRISTO RECONOCE LAS INTENCIONES DE LOS MAESTROS
vv. 1-7 En Filipo no existían los mismos problemas que había en otras congregaciones, como sucedía con los Gálatas, pero una palabra de advertencia, nunca está de más. Los falsos maestros centraban sus enseñanzas en el hombre. Pablo lo quiere dejar muy claro, que no haya lugar a confusión alguna: los verdaderos maestros y creyentes “en espíritu servimos al Señor”, y no por medio de algún rito humano. Los verdaderos maestros y creyentes “nos gloriamos en Cristo Jesús” y no en los logros humanos. Los verdaderos maestros y creyentes no ponen su “confianza en la carne”. Al hablar de las marcas de la “verdadera circuncisión” se refiere a la circuncisión del corazón. Los verdaderos maestros y creyentes se pueden reconocer porque predican el evangelio que pone a Cristo en el centro. Cualquier enseñanza que no lo haga, contradice la Palabra.
Hoy en día, vemos que la gente sigue con la misma tendencia que en los tiempos de Pablo, levantando filosofías y corrientes de pensamiento, buscando desviar las miradas del Señor. ¿Qué hacer? El mismo Pablo nos da la respuesta en 1ª Tesalonicenses 5:21: “Antes bien, examinadlo todo cuidadosamente, retened lo bueno”.
III. LA VIDA EN CRISTO NOS HACE TENER OBJETIVOS CLAROS
vv. 8-14 Todo lo que para Pablo en algún otro momento de su vida representaba motivos de jactarse y sentirse orgulloso, ahora piensa de eso de esta manera: “lo considero como basura”. Lo que antes tenía valor ya no lo tiene. Los objetivos en la vida de Pablo habían cambiado. La prioridad en su vida ahora la expresa en dos vertientes: “ser hallado en Él” “y conocerle a Él”. Pablo llegó a conocer a Cristo, como sabemos, en su experiencia camino a Damasco, y ahí vivió su experiencia de salvación. Pero cuando aquí escribe: “ser hallado en Él” y “conocerle a Él”, esta refiriéndose a un proceso constante y creciente, y no a un evento aislado del pasado. Pablo deseaba llegar a ser como Cristo en todos los aspectos de su vida. Pablo hacía un esfuerzo para llegar a ser como Cristo, lo que conllevaba señalamiento de metas, motivación y acción personal.
Theodore Hasbourgh, en uno de sus escritos de liderazgo, menciona: “¡No podemos dar trompetazos inciertos!”. Hay que tener bien claro hacia dónde queremos ir.
IV. LA VIDA EN CRISTO DEMANDA LLEVAR UNA VIDA SOBRESALIENTE
vv. 15-21 Como ciudadano del cielo, el creyente tiene una naturaleza diferente al resto de la gente que no conoce al Señor. Esta nueva naturaleza ha de regir la vida. Una primera manifestación de esta nueva naturaleza es la identificación con otros creyentes. Tendremos las mismas actitudes, buscaremos lo mismo, seremos ejemplo los unos a los otros. Una segunda manifestación de esta nueva naturaleza es la expectación que hemos de guardar por la segunda venida de Cristo. “Ansiosamente” es como debemos esperar a Jesús.
APLICANDO ESTE ESTUDIO A MI VIDA
1. ¿Cómo manifiestas tu preocupación por las personas que pasan por algún tipo de necesidad?
(Romanos 12:13, Gálatas 6:2, Proverbios 19:17)
2. ¿Retroalimentas a tu autoridad espiritual?
(Filipenses 2:19, 1 Tesalonicenses 5:12)
3. ¿Alguien se puede expresar de ti como Pablo lo hacía de Timoteo y de Epafrodito?
(Filipenses 4:5, 2 Pedro 1:5-7)
4. ¿Eres de las personas que les gusta escuchar y estudiar nuevas filosofías?
(1 Juan 4:1, 1 Tesalonicenses 5:21, Mateo 24:35, Proverbios 4:5-9)
5. ¿Eres fácilmente influenciable?
(Jeremías 15:19, Romanos 2:12)
6. ¿Sigues “añorando” cosas del pasado?
(Filipenses 3:7, 2 Corintios 5:17)
7. Tus acciones de todos los días, ¿reflejan tus metas y objetivos?
(Mateo 6:33)
8. ¿Otros creyentes te consideran como un ejemplo?
(Tito 2:6-8)
CONCLUSION:
No debemos descuidarnos unos a otros; hay que “arroparnos”, procurarnos y cuidarnos. Debemos guardar y cuidar nuestro testimonio; tenemos que ser ejemplo para los demás. No debemos dejarnos sorprender por los “falsos maestros” que tratan de desviarnos de Jesús. Teniendo objetivos claros, evitaremos distracciones; somos ciudadanos del cielo, no de este mundo. Espera con ansias el regreso de Jesús por su iglesia.
.
Deja una respuesta