Cristo te ama

Estudio 7.- Manoa

BASE BÍBLICA:
Jueces 13:2
“Y había un hombre de Zora, de la familia de los danitas, el cual se llamaba Manoa; su mujer era estéril y no había tenido hijos”.

INTRODUCCIÓN:
Manoa, que significa “descanso” o “reposo”, vivió en la tierra de Zora, una villa al este de Judá en los tiempos de dominio de los filisteos sobre Israel, ya que Dios los entregó a 40 años de prueba por hacer cosas malas delante de sus ojos. “Y los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos del Señor, y el Señor los entregó en manos de los filisteos por cuarenta años” (Jueces 13:1).

Proveniente de la tribu de Dan, habitaba ahí con su esposa estéril, hasta que un día un hombre de Dios (ángel) se le apareció primeramente a ella y después a ambos: “Entonces el ángel del Señor se le apareció a la mujer, y le dijo: He aquí, tú eres estéril y no has tenido hijos, pero concebirás y darás a luz un hijo” (Jueces 13:2); “Manoa se levantó y siguió a su mujer, y cuando llegó al hombre, le dijo: ¿Eres el hombre que habló a la mujer? Y él respondió: Yo soy” (Jueces 13:11).

Algo interesante a destacar de Manoa es que oró para que el hombre de Dios se apareciera de nuevo y saber su dirección detallada: “Entonces Manoa imploró al Señor, y dijo: Te ruego, Señor, que el hombre de Dios que tú enviaste venga otra vez a nosotros, para que nos enseñe lo que hemos de hacer con el niño que ha de nacer” (Jueces 13:8). Su petición fue atendida al aparecerle de nuevo: “Y Dios escuchó la voz de Manoa” (versículo 9). Como futuro padre estaba interesado en atender las indicaciones a seguir para este niño que iba a nacer, en cómo criarlo y guiarlo: “¿Cómo debe ser el modo de vivir del muchacho y cuál su vocación?” (versículo 12).

Después de ello, el ángel le dio una serie de instrucciones que los judíos denominan “el voto nazareo”: “No comerá nada que venga de la vid, no beberá vino ni licor, ni comerá nada inmundo; que guarde ella todo lo que le he mandado” (versículos 7, 14).

Al terminar su conversación con el ángel y ofrecer un holocausto, tanto Manoa como su mujer se percataron de que era verdaderamente un ángel de parte de Señor y no un profeta, por lo que humillaron sus rostros a tierra en adoración: “El ángel del Señor ascendió en la llama del altar. Al ver esto, Manoa y su mujer cayeron rostro en tierra” (versículo 20). Y así nació su hijo, y pusieron por nombre Sansón (su sol o su servicio; probablemente pequeño sol) al niño que les concedió el Señor.

Manoa y su mujer eran personas piadosas y buscaban el rostro de Dios. Tenían un matrimonio sólido en sus principios. Poseían armonía en sus pensamientos y tenían una misma dirección. Esto es trascendente porque denota que Manoa estaba sometido al Señor, y su esposa a su marido, de tal forma que cuando Sansón quiso tomar mujer de los filisteos sus padres objetaron así: “Le respondieron su padre y su madre: ¿No hay mujer entre las hijas de tus parientes o entre todo nuestro pueblo, para que vayas a tomar mujer de los filisteos incircuncisos?” (Jueces 14:3). Sin embargo, Sansón se empecinó con esta mujer, y sus padres, a pesar de que hizo caso omiso a su consejo, apoyaron su decisión acompañándolo a pedirla. Cabe mencionar que el Señor siempre se ha opuesto a que se tenga relación sentimental con otros pueblos sin el Dios verdadero (Jueces 3:5-7). Los filisteos adoraban al dios Dagón y no al Dios de Israel (Jueces 16:23).

Un dato interesante es que, a pesar de la objeción de sus padres, el Señor tenía un plan para Sansón que estaba velado para ellos. “Y su padre y su madre no sabían que esto era del Señor, porque Él buscaba ocasión contra los filisteos, pues en aquel tiempo los filisteos dominaban a Israel” (Jueces 14:4).
Era el comienzo de la destrucción de los filisteos.
Sin embargo, sabemos que posteriormente Sansón, fuera de la voluntad del Señor, comprometió su voto nazareo confiándole a Dalila, su segunda mujer, el secreto de su fuerza (Jueces 16:17).

PREGUNTAS PARA REFLEXIÓN
1. Como padre ¿buscas más la dirección y la alta sabiduría de Dios que la propia para saber cómo criar a los hijos que te está dando?
2. ¿Haces participe a tu cónyuge de la guianza de tus hijos para el bien de ellos?
3. ¿Has respetado las decisiones de tus hijos, a sabiendas de que pueden acarrearles terribles consecuencias?
4. ¿Qué instrucciones piensas que te daría el Señor para formar a tus hijos en sus propósitos?
5. ¿Has hecho todo lo que está en tus manos para no dejarte amedrentar por los arrebatos de tus hijos y mostrarles la verdad con amor, valor y paciencia?

CONCLUSIÓN
Manoa fue un padre amoroso y comprometido con las necesidades de su hijo. Esto no deja de lado las lamentables consecuencias que vivió Sansón al habitar con una mujer filistea. Su suegro le negó verla, pues la comprometió con un amigo íntimo de Sansón, por lo que este la perdió para siempre, con un desenlace funesto en la muerte de ella, ya que Sansón, despechado, incendió la cosecha de los filisteos, y estos se vengaron quemando viva a la mujer y a su padre (Jueces 15:6).

Como padres, tenemos la responsabilidad de guiar y aconsejar a nuestros hijos para que tomen las mejores decisiones en el Señor. “Oíd, hijos, la instrucción de un padre, y prestad atención para que ganéis entendimiento” (Proverbios 4:1). A pesar de esto, ellos mismos, aun siendo jóvenes, tendrán que dar cuenta de sus acciones ante Dios (Eclesiastés 11:9).

Nuestros hijos, ya cuando son mayores, toman sus propias decisiones, que pueden llegar a ser necias o sabias, y que al final verán su gravedad si desobedecen a su padre, tal como el hijo pródigo (Lucas 15:17-20), o si honraron a sus padres y a Dios con ellas. Sansón, al final de sus días, tal vez recapacitó de su vida al no haber contemplado el consejo de sus padres y al haber roto con ligereza su voto por atender la voz de Dalila.
Nadie sabe cómo ser padre ni enfrentar todos los retos que conlleva educar a un hijo en el Señor.
Por ello es importante ir ante Dios y derramar nuestro corazón de padres esperando su fiel y amante dirección.

PDLB-MANOA 7-PDF

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