Cristo te ama

Efesios 6.- Tranformación genuina

VERSICULO PARA MEMORIZAR:
Que en cuanto a vuestra anterior manera de vivir, os despojéis del viejo hombre, que se corrompe según los deseos engañosos, y que seáis renovados en el espíritu de vuestra mente, y os vistáis del nuevo hombre, el cual, en [la semejanza de] Dios, ha sido creado en la justicia y santidad de la verdad.
Efesios 4:22-24

BASE BÍBLICA:
4 17 Esto digo, pues, y afirmo juntamente con el Señor: que ya no andéis así como andan también los gentiles, en la vanidad de su mente,
18 entenebrecidos en su entendimiento, excluidos de la vida de Dios por causa de la ignorancia que hay en ellos, por la dureza de su corazón;
19 y ellos, habiendo llegado a ser insensibles, se entregaron a la sensualidad para cometer con avidez toda clase de impurezas.
20 Pero vosotros no habéis aprendido a Cristo de esta manera,
21 si en verdad lo oísteis y habéis sido enseñados en Él, conforme a la verdad que hay en Jesús,
22 que en cuanto a vuestra anterior manera de vivir, os despojéis del viejo hombre, que se corrompe según los deseos engañosos,
23 y que seáis renovados en el espíritu de vuestra mente,
24 y os vistáis del nuevo hombre, el cual, en [la semejanza de] Dios, ha sido creado en la justicia y santidad de la verdad.

25 Por tanto, dejando a un lado la falsedad, HABLAD VERDAD CADA CUAL CON SU PRÓJIMO, porque somos miembros los unos de los otros.
26 AIRAOS, PERO NO PEQUÉIS; no se ponga el sol sobre vuestro enojo,
27 ni deis oportunidad al diablo.
28 El que roba, no robe más, sino más bien que trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, a fin de que tenga qué compartir con el que tiene necesidad.

29 No salga de vuestra boca ninguna palabra mala, sino sólo la que sea buena para edificación, según la necesidad [del momento], para que imparta gracia a los que escuchan.

30 Y no entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, por el cual fuisteis sellados para el día de la redención.
31 Sea quitada de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritos, maledicencia, así como toda malicia.
32 Sed más bien amables unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, así como también Dios os perdonó en Cristo.

5 1 Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados; 2 y andad en amor, así como también Cristo os amó y se dio a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios, como fragante aroma. 

INTRODUCCIÓN:
Existen dos clases de personas que luchan dentro de nosotros: el viejo hombre (o mujer) frente al nuevo hombre (o mujer). ¿Cuál de los dos domina en ti? Estas son las características de cada uno:

Caracterísitcas del viejo hombre (o mujer)
• Anda en la vanidad de su mente.
• Tiene el entendimiento entenebrecido.
• Está excluido de Dios por la ignorancia que hay en él (o ella).
• Tiene un corazón endurecido.
• Al ser insensible, comete con avidez toda clase de impurezas.
• Se corrompe según los deseos engañosos.
• Habla falsedad con su prójimo.

Caracterísitcas del nuevo hombre (o mujer)
• Se renueva en el espíritu de su mente.
• Deja a un lado la falsedad y habla verdad con su prójimo.
• Aunque a veces se aíra, no peca.
• Trabaja y hace con sus manos lo que es bueno para poder compartir del fruto de su trabajo con otros.
• De su boca sólo salen palabras de edificación.
• No entristece al Espíritu Santo de Dios.

El viejo y el nuevo hombre luchan dentro de nosotros y nosotros decidimos cuál de los dos domina nuestras vidas. El apóstol Pablo nos hace un llamado a “vestirnos” del nuevo hombre. Este cambio del viejo al nuevo hombre sucede en una serie de pasos, hasta que termina por transformarnos. Como lo dice el apóstol Pablo en el carta a los Romanos: “Y no os adaptéis a este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente, para que verifiquéis cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, aceptable y perfecto” (Romanos 12:2).

La transformación del viejo al nuevo hombre por lo general no sucede de inmediato. Y para transformarnos necesitamos RENOVAR NUESTRA MENTE; necesitamos renovar nuestros pensamientos. Necesitamos renovar nuestro concepto de “valor” y valorar más lo intangible que lo tangible; valorar más el espíritu que lo material, como también Jesús nos enseña a poner nuestro corazón en Él antes que en las riquezas: “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6:19-21).

Una vez que nuestro corazón está en Dios (lo principal), entonces Dios nos llama a entregarle los demás “detalles” (los periféricos) de nuestra vida. Así como el apóstol Pablo nos llama a:
• Hablar verdad y dejar las mentiras o la “falsedad”. Esto es, ser sinceros (y ser sin “ceras” que “recubren” las imperfecciones).
• Que si nos “airamos” que no “pequemos” enojándonos de más (recordemos que el amor “no se irrita”, según 1a de Corintios 13), y también a quitar de nosotros toda “amargura, enojo e ira”.
• No robar, sino trabajar y compartir lo que tenemos.
• Que ninguna palabra mala salga de nuestra boca tales como “gritos y maledicencias”. • No entristecer al Espíritu Santo, y desechar “toda malicia”.
• Ser “amables, misericordiosos, perdonándonos unos a otros, así como Dios nos perdonó en Cristo”.

El primer paso es amar a Dios de corazón y obtener una renovación de nuestra mente. Los siguientes pasos son los “periféricos” de nuestra vida (decir verdad, no irritarnos, trabajar, hablar sólo lo bueno y no entristecer al Espíritu Santo). Después, nuestro siguiente paso es IMITAR a DIOS y buscar ser como Cristo: “Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados; y andad en amor, así como también Cristo os amó y se dio a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios, como fragante aroma” (Efesios 5:1-2).

Y cuando estamos imitando a Cristo, evitemos siquiera hablar de inmoralidades, impurezas, avaricias, obscenidades, necedades o groserías. Antes bien, hagamos acciones de gracias y andemos como hijos de luz: en lugar de participar en las obras de las tinieblas, desenmascararlas como hijos de luz bajo el poder de Jesús (Efesios 5:3-14)

APLICANDO ESTE ESTUDIO A MI VIDA
1. ¿Cuál de los dos hombres (o mujeres) domina en ti: el viejo o el nuevo?
(Efesios 4:22-24, 2 Corintios 5:17)
2. ¿Cuál es tu “tesoro”? ¿Qué es lo más importante para ti en tu vida? O dicho de otra manera: ¿dónde está tu corazón?
(Mateo 6:19-21, Filipenses 1:21)
3. Según Romanos 12:2, ¿qué debemos hacer para lograr “transformarnos”? (2 Corintios 5:17, Gálatas 5:1)
4. ¿Qué diferencias existen entre “airarse” e “irritarse”? ¿El amor se irrita? (1 Corintios 13:5, Proverbios 14:29, Colosenses 1:11)
5. ¿Que significará “imitar a Cristo”? (Salmos 119:11, Proverbios 3:5-6)

CONCLUSIÓN
La vida en Cristo es muy dinámica. Dios siempre nos quiere transformar a su imagen y semejanza. Él es un doctor que quiere sanarnos y Él no vino por los sanos, sino por los enfermos. “Al oír Él [esto], dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos. Mas id, y aprended lo que significa: “MISERICORDIA QUIERO Y NO SACRIFICIO”; porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores” (Mateo 9:12-13).

Pero Dios no quiere que estemos enfermos, sino sanos. “Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” (Mateo 5:48).

Y antes de ser perfectos necesitamos ser transformados. Como lo dice la base bíblica y el versículo a memorizar: “Y que seáis renovados en el espíritu de vuestra mente, y os vistáis del nuevo hombre, el cual, en [la semejanza de] Dios, ha sido creado en la justicia y santidad de la verdad” (Efesios 4:23-24).

Caminemos con Cristo. Él es el Camino a seguir. Conozcámoslo, iniciemos nuestra transformación, y seamos hechos a la imagen y semejanza de Él. Vistámonos diariamente del nuevo hombre.

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