Cristo te ama

¿Quién pecó, este o sus padres?

Por Ana Maria GT
Septiembre 5, 2011
Muchas veces llega a nuestra vida o la de nuestra familia alguna enfermedad sin aparente razón y nos preguntamos: ¿Por qué a mi? Es cuando inmediatamente nos volteamos hacia Dios para preguntarle y reclamarle el por que permite esto tan difícil en nuestra familia. Y a veces decimos, que hicimos mal o en que pecamos para que Dios “nos castigue” de esa manera. Todo lo que Dios permite, lo hace con un propósito mayor, y cuando lo amamos sabemos que todo obrará para bien.
Es cierto que llueve sobre justos e injustos, Jesús nos advirtió que las tormentas vendrían. Pero el que permaneciera en El, no sería derrumbado.
En el pasaje de Juan 9, los discípulos, al encontrarse con un ciego de nacimiento, le hacen la siguiente pregunta a Jesus:
2Y sus discípulos le preguntaron, diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres, para que naciera ciego?
3Jesús respondió: Ni éste pecó, ni sus padres; sino que está ciego para que las obras de Dios se manifiesten en él. Juan 9:2-3

Por que, como podemos conocer a Jesús como Sanador si jamás hemos estado enfermos y sanados por Él. En este pasaje podemos comprender que una enfermedad no es necesariamente porque haya pecado en nuestra vida o en nuestros antepasados. Dios puede usar la enfermedad para manifestar su poder sanando y hasta resucitando muertos, como lo hizo con Lázaro.
Pero, suponiendo que si haya pecado en nuestra vida, y Dios nos quiera disciplinar, El no usaría la enfermedad como castigo, así como nosotros tampoco usaríamos la enfermedad para “castigar” a nuestros hijos. Dios deja claro en Su Palabra que es lo que trae bendición y maldición a nuestra vida, lo veremos mas adelante.
Muchas veces he escuchado a personas decir: “Que se haga la voluntad de Dios, y hay que aceptar si Dios quiere la enfermedad.” Esto es totalmente equivocado. Dios no quiere que estemos enfermos. Esa no es la voluntad de Dios. La voluntad de Dios es que estemos sanos.
Que dijo Jesus cuando estuvo en la tierra? El dijo: “Yo no he venido a hacer mi voluntad, sino la del Padre que me envió.” Jesus no vino a hacer su propia voluntad, sino lo que el Padre le había enviado a hacer. Y que se pasó haciendo Jesus? Dos cosas principales, perdonando pecados y sanando enfermos, la Biblia dice que sanaba a todos los que venían a sus pies. Por lo que es fácil concluir que la voluntad de Dios Padre es perdonarnos de nuestros pecados (cuando nos arrepentimos) y sanarnos de nuestras enfermedades.
Jesús mismo, llevó todo nuestro pecado y enfermedad a la cruz. Es importante que comprendamos esto, para poder orar de acuerdo a la voluntad de Dios. Y aceptar una enfermedad NO es la Voluntad de Dios. Entonces, porque Dios las permite?
Dios nos creo con libre albedrío, y esto quiere decir que nos deja decidir como queremos vivir nuestra vida. El pone delante de nosotros dos caminos, uno que trae bendición y otro, a nuestra manera, que trae maldición. En los capítulos de Deutoronomio 28 y 30 Dios nos deja escrito claramente, las consecuencias de elegir cada uno de los caminos.
Entonces, si decidimos fumar, pues esto traerá una consecuencia de salud en los pulmones. Si decidimos beber alcohol pues tendrá una consecuencia en los riñones, si decidimos tener relaciones sexuales fuera del matrimonio pues obtendremos una enfermedad sexual, si decidimos no perdonar pues caeremos en la depresión o algún cáncer. Este tipo de enfermedades resultan por causa-consecuencia. Y no es que sea la voluntad de Dios, sino que la forma en que nosotros decidimos vivir traerá consecuencias.
Por otro lado, también existen maldiciones generacionales. Dios dice que el bendice hasta mil generaciones de quienes guardan su Palabra, pero maldice hasta la tercera y cuarta generación de los que hacen iniquidad (Exodo 20:5). Esta advertencia viene de Dios. Así es que si nuestros antepasados rechazaron a Jesús, Su Palabra, o nosotros lo rechazamos, la consecuencia no será exclusivamente para quienes lo rechazan, sino también para los decendientes. Y tan es así, que podemos ver que los borrachos tienen hijos borrachos, los divorciados hijos divorciados, como el adúltero tiene hijos adúlteros, los flojos hijos flojos, los tramposos hijos tramposos, los deshonestos y los mentirosos, se va pasando de generación en generación…. Y así podemos ver como la maldición, mientras no busquemos a Cristo, va pasando de generación en generación.
Entonces, que podemos concluir de este mensaje. Primero, que no necesariamente toda enfermedad es poducida por el pecado. Pero también, que si hay enfermedad producida por el pecado, ya sea nuestro o de nuestros padres y abuelos. Pero lo mas importante de todo esto, es que en Cristo hay sanidad. Y cualquiera que sea la causa de la enfermedad Dios puede y quiere sanarla. Cualquier enfermedad, sea por la causa que sea, es una muy buena oportunidad para ver la obra de Dios manifestarse. Es una oportunidad de que las personas que no han tenido el privilegio de conocer a Cristo, lo conozcan, como Sanador, Salvador y Señor. Es una buena oportunidad para compartir que la Voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta. Compartir las Buenas Noticias de que en Jesus hay sanidad física, emocional y espiritual; y que lo que Dios quiere, es que nos pongamos a cuentas con El, porque Su Voluntad es que creamos en Su Hijo Jesucristo, quien viene a perdonarnos y sanarnos. La enfermedad es una buena oportunidad para orar a Dios en privado y en familia, ponernos a cuentas con Él, y si hay pecado, arrepentirnos y recibir su perdón. Dios nos ama y quiere que estemos sanos!! ESA es Su Voluntad.

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