Cristo te ama

19.- Sencillez

La sencillez es una virtud que permite a una persona ser accesible y mostrarse dispuesto a establecer el vínculo que sea necesario con otro.
La sencillez la expresa el que elige el camino directo, sin vueltas, para evitar las malas interpretaciones que produce la ambigüedad de los atajos.
La característica de la sencillez es estar libre de disfraces y complicaciones, cualidades que garantizan el trato veraz y sin duplicidades.
Es difícil ser sencillo en un mundo complicado, pero se puede.

La sencillez es aquella cualidad que hace que un individuo no se interese por grandes bienes materiales si no que pueda llevar adelante un estilo de vida basado en lo simple y en lo básico. La sencillez también puede aplicarse al espíritu y es aquí cuando se le relaciona con el interés por cosas más trascendentales que los simples objetos materiales que abundan en nuestra vida cotidiana y que a veces pueden hacernos perder de vista lo más importante.

I. LA BIBLIA MANIFIESTA LA SENCILLEZ DE LA SIGUIENTE FORMA
1. Una actitud franca libre de duplicidad o ambigüedad.
Con Absalón fueron doscientos hombres de Jerusalén como invitados; fueron inocentemente, sin saber nada (2 Samuel 15:11).

¡Los doscientos hombres que acompañaron a Absalón no sabían que su verdadero propósito era anunciar la formación de un nuevo gobierno siendo David aun el rey! No tenían idea de los planes de Absalón, y así aparentó que tenía seguidores desde Jerusalén.

La política de los hombres malos, y la sutileza de Satanás, se ejercen para hacer que las personas buenas apoyen sus malos designios.

Día tras día continuaban unánimes en el templo y partiendo el pan en los hogares, comían juntos con alegría y sencillez de corazón (Hechos 2:46).

El compañerismo no estaba limitado a un día a la semana, sino que tanto la adoración en el templo como la participación de los alimentos en los hogares, eran una realidad diaria y de gozo constante.

2. En integridad y rectitud.
¿No me dijo él mismo: “Es mi hermana”? Y ella también dijo: “Es mi hermano”. En la integridad de mi corazón y con manos inocentes yo he hecho esto (Génesis 20:5).

Abimelec rey de Gerar ni siquiera había tocado a Sara, él no quería morir por un pecado que no había cometido y argumentó que su acto era inocente, ya que se basó en lo que Sara y Abraham le habían afirmado.

Y en cuanto a ti, si andas delante de mí como anduvo tu padre David, en integridad de corazón y en rectitud, haciendo conforme a todo lo que te he mandado, y guardas mis estatutos y mis ordenanzas, yo afirmaré el trono de tu reino sobre Israel para siempre, tal como prometí a tu padre David, diciendo: “No te faltará hombre sobre el trono de Israel” (1 Reyes 9:4-5).

Si Salomón simple y sencillamente hubiera sido obediente a la palabra de Dios, su reino hubiera sido reafirmado para siempre.

3. En el hablar.
Cuando fui a vosotros, hermanos, proclamándoos el testimonio de Dios, no fui con superioridad de palabra o de sabiduría, pues nada me propuse saber entre vosotros, excepto a Jesucristo, y este crucificado (1 Corintios 2:1-2).

Pablo no confía en su elocuencia o en la sabiduría griega para convencer a su audiencia. El punto central de la predicación de Pablo era Jesucristo.

Y sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni con ningún otro juramento; antes bien, sea vuestro sí, sí, y vuestro no, no, para que no caigáis bajo juicio (Santiago 5:12).

El cristiano no necesita jurar. Su espíritu es íntegro. Cuando quiere decir que sí, es que sí, y cuando quiere decir que no, es no y punto.

4. De corazón.
Día tras día continuaban unánimes en el templo y partiendo el pan en los hogares, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, alabando a Dios y hallando favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día al número de ellos los que iban siendo salvos (Hechos 2:46-47).

Es obvio que se reunían más frecuentemente que nosotros. Así es como podían darse cuenta de las necesidades de otros y apoyarse mutuamente. Esta ayuda surgió del concepto de familia que tenían. No había obligación política, ni presión eclesiástica para hacerlo, sino que era el resultado del amor que sentían unos por otros.

II. LA PALABRA DE DIOS ES PARA LOS SENCILLOS
1. Imparte luz y entendimiento para los sencillos.
La exposición de tus palabras imparte luz; da entendimiento a los sencillos (Salmos 119:130).

Da entendimiento a los que se reconocen como sencillos y necesitados de ayuda.

2. El Señor salva a los sencillos.
El Señor guarda a los sencillos; estaba yo postrado y me salvó (Salmos 116:6).

Esa salvación motivó al salmista a instruir a la congregación acerca del Señor. Les dijo que Dios es bondadoso y compasivo, y que protege y salva a los sencillos.

3. Su instrucción hace sabio al sencillo.
La ley del Señor es perfecta, que restaura el alma; el testimonio del Señor es seguro, que hace sabio al sencillo (Salmos 19:7).

La ley de Dios es perfecta; su tendencia es convertir o volver al alma del pecado y del mundo a Dios y a la santidad, aun el ignorante e indocto, creyendo lo que Dios dice, se vuelve sabio para salvación.

Tus mandamientos me hacen más sabio que mis enemigos, porque son míos para siempre. Tengo más discernimiento que todos mis maestros, porque tus testimonios son mi meditación. Entiendo más que los ancianos, porque tus preceptos he guardado (Salmos 119:98-100).

La verdadera sabiduría va más allá de un conocimiento acumulado, es la aplicación de ese conocimiento para cambiar la vida. Las personas inteligentes, no son necesariamente sabias. Somos sabios cuando permitimos que nos guíe lo que Dios nos ha enseñado.

4. Es para los niños.
En aquel tiempo, hablando Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque ocultaste estas cosas a sabios e inteligentes, y las revelaste a los niños (Mateo 11:25).

En verdad os digo: el que no recibe el reino de Dios como un niño, no entrará en él (Lucas 18:17).

Todas las personas, incluso los niños pequeños, son importantes para Dios. El reino de Dios está compuesto por aquellos que responden a Él como un niño pequeño confía en su padre.

5. Dios escoge a los sencillos para que nadie se jacte en su presencia.
Pues considerad, hermanos, vuestro llamamiento; no hubo muchos sabios conforme a la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que Dios ha escogido lo necio del mundo, para avergonzar a los sabios; y Dios ha escogido lo débil del mundo, para avergonzar a lo que es fuerte; y lo vil y despreciado del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para anular lo que es; para que nadie se jacte delante de Dios. Mas por obra suya estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual se hizo para nosotros sabiduría de Dios, y justificación, y santificación, y redención, para que, tal como está escrito: El que se gloria, que se gloríe en el Señor (1 Corintios 1:26-31).

Al elegirlos Dios eliminó cualquier posibilidad humana de obtener el favor divino con recursos propios. Así se quita la jactancia y se llama a la humildad.

III. RECOMPENSAS DE SER UNA PERSONA SENCILLA
1. Contentamiento con cosas sencillas.
Señor, mi corazón no es soberbio, ni mis ojos altivos; no ando tras las grandezas, ni en cosas demasiado difíciles para mí; sino que he calmado y acallado mi alma; como niño destetado en el regazo de su madre, como niño destetado reposa en mí mi alma (Salmos 131:1- 2).

El cristiano que quiere glorificar a Dios no busca su propia grandeza.

2. Dios proveerá todo lo necesario.
Entonces llamó a los doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos; y les ordenó que no llevaran nada para el camino, sino solo un bordón; ni pan, ni alforja, ni dinero en el cinto; sino calzados con sandalias. No llevéis dos túnicas —les dijo— y dondequiera que entréis en una casa, quedaos allí hasta que salgáis de la población. Y en cualquier lugar que no os reciban ni os escuchen, al salir de allí, sacudid el polvo de la planta de vuestros pies en testimonio contra ellos. Y saliendo, predicaban que todos se arrepintieran. Y echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los sanaban (Marcos 6:7-13).

Los discípulos habían de salir sin provisiones. Habían de confiar en que Él supliría estas necesidades.

3. Los sencillos obedecen y resplandecen como luminares en el mundo.
Así que, amados míos, tal como siempre habéis obedecido, no solo en mi presencia, sino ahora mucho más en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor; porque Dios es quien obra en vosotros tanto el querer como el hacer, para su beneplácito. Haced todas las cosas sin murmuraciones ni discusiones, para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin tacha en medio de una generación torcida y perversa, en medio de la cual resplandecéis como luminares en el mundo, sosteniendo firmemente la palabra de vida, a fin de que yo tenga motivo para gloriarme en el día de Cristo, ya que no habré corrido en vano ni habré trabajado en vano (Filipenses 2:12-16).

Las vidas de los verdaderos cristianos deben brillar en medio de las tinieblas del mundo.

PREGUNTAS SOBRE EL ESTUDIO
1. ¿Te consideras una persona sencilla?
2. ¿Estás contento con lo que tienes?
3. ¿Qué te hace feliz en la vida: las cosas sencillas o las complicadas?
4. ¿Se puede contar contigo para realizar alguna tarea o encomienda?
5. ¿Necesitas de reconocimientos en tus logros para sentirte bien?
6. ¿Tu casa, carro, ropa, diversiones, etc., demuestran tu sencillez?

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