Cristo te ama

8.- Gratitud

Gratitud es el sentimiento que nos obliga a estimar el beneficio o favor que se nos ha hecho o ha querido hacer, y a corresponder a él de alguna manera.

Hay quienes creen que todo lo bueno que tienen lo han conseguido solos. Por orgullo o, a veces, por simple menosprecio, no saben reconocer el apoyo que les dieron los demás en un momento o circunstancia determinados. Esas son las personas desagradecidas. Aunque parezca increíble, pueden llegar al extremo de criticar o incluso hacer daño a quienes los ayudaron.

El valor de la gratitud se ejerce cuando una persona experimenta aprecio y reconocimiento por otra que le prestó ayuda. No necesariamente consiste en “pagar” ese favor con otro igual, sino en mostrar afecto y guardar en la memoria ese acto de generosidad. Más que centrarse en la utilidad práctica del servicio recibido, elogia la actitud amable de quien lo hizo.

La gratitud no es un intercambio de objetos: “tú me diste, yo te doy”. Significa, más bien, “tú te esforzaste por mí, yo estoy dispuesto a hacerlo por ti”. No solo hay que dar las gracias a quienes están vivos y cerca de nosotros; reconozcamos en nuestro corazón a quienes nos ayudaron, aunque no vivan o se encuentren lejos. La gratitud o el agradecimiento es un sentimiento que suelen experimentar los cristianos hacia Dios. La gratitud, en definitiva, puede expresarse mediante palabras, objetos o cultos. Se trata de un sentimiento de reconocimiento hacia el prójimo o hacia Dios.

I. POR QUÉ DEBEMOS MOSTRAR GRATITUD A NUESTRO DIOS
1. Por su misericordia y su fidelidad.
Aclamad con júbilo al Señor, toda la tierra. Servid al Señor con alegría; venid ante Él con cánticos de júbilo. Sabed que Él, el Señor, es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; pueblo suyo somos y ovejas de su prado. Entrad por sus puertas con acción de gracias, y a sus atrios con alabanza. Dadle gracias, bendecid su nombre. Porque el Señor es bueno; para siempre es su misericordia, y su fidelidad por todas las generaciones (Salmos 100).

2. Por todos sus beneficios.
¿Qué daré al Señor por todos sus beneficios para conmigo?
Te ofreceré sacrificio de acción de gracias, e invocaré el nombre del Señor. Al Señor cumpliré mis votos, sí, en presencia de todo su pueblo, en los atrios de la casa del Señor, en medio de ti, oh Jerusalén ¡Aleluya! (Salmos 116:12, 17-19).

3. Porque todo es de Él.
Y bendijo David al Señor en presencia de toda la asamblea. Y David dijo: Bendito eres, oh Señor, Dios de Israel, nuestro padre por los siglos de los siglos. Tuya es, oh Señor, la grandeza y el poder y la gloria y la victoria y la majestad, en verdad, todo lo que hay en los cielos y en la tierra; tuyo es el dominio, oh Señor, y tú te exaltas como soberano sobre todo. De ti proceden la riqueza y el honor; tú reinas sobre todo y en tu mano están el poder y la fortaleza, y en tu mano está engrandecer y fortalecer a todos. Ahora pues, Dios nuestro, te damos gracias y alabamos tu glorioso nombre. Pero ¿quién soy yo y quién es mi pueblo para que podamos ofrecer tan generosamente todo esto? Porque de ti proceden todas las cosas, y de lo recibido de tu mano te damos (1 Crónicas 29:10-14).

4. Por el sacrificio del Señor Jesús por nosotros.
Mientras comían, Jesús tomó pan, y habiéndolo bendecido, lo partió, y dándoselo a los discípulos, dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo. Y tomando una copa, y habiendo dado gracias, se la dio, diciendo: Bebed todos de ella; porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que es derramada por muchos para el perdón de los pecados. Y os digo que desde ahora no beberé más de este fruto de la vid, hasta aquel día cuando lo beba nuevo con vosotros en el reino de mi Padre (Mateo 26:2629).

5. Por la victoria por medio de Jesucristo.
¿Dónde está, oh muerte, tu victoria? ¿Dónde, oh sepulcro, tu aguijón? El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley; pero a Dios gracias, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo (1 Corintios 15:55-57).

Pero gracias a Dios, que en Cristo siempre nos lleva en triunfo, y que por medio de nosotros manifiesta en todo lugar la fragancia de su conocimiento. Porque fragante aroma de Cristo somos para Dios entre los que se salvan y entre los que se pierden; para unos, olor de muerte para muerte, y para otros, olor de vida para vida. Y para estas cosas ¿quién está capacitado? (2 Corintios 2:14-16).

6. Por todo, en el nombre de Jesucristo.
Dando siempre gracias por todo, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, a Dios, el Padre (Efesios 5:20).

II. CÓMO SE DEBE EXPRESAR NUESTRA GRATITUD A DIOS
1. Con todo nuestro corazón.
Alabaré al Señor con todo mi corazón. Todas tus maravillas contaré; en ti me alegraré y me regocijaré; cantaré alabanzas a tu nombre, oh Altísimo (Salmos 9:1-2)
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2. Por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Entonces, como escogidos de Dios, santos y amados, revestíos de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia; soportándoos unos a otros y perdonándoos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro; como Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Y sobre todas estas cosas, vestíos de amor, que es el vínculo de la unidad. Y que la paz de Cristo reine en vuestros corazones, a la cual en verdad fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos. Que la palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros, con toda sabiduría enseñándoos y amonestándoos unos a otros con salmos, himnos y canciones espirituales, cantando a Dios con acción de gracias en vuestros corazones. Y todo lo que hacéis, de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias por medio de Él a Dios el Padre (Colosenses 3:12-17).

Por tanto, ofrezcamos continuamente mediante Él, sacrificio de alabanza a Dios, es decir, el fruto de labios que confiesan su nombre. Y no os olvidéis de hacer el bien y de la ayuda mutua, porque de tales sacrificios se agrada Dios (Hebreos 13:15-16).

III. QUÉ PRODUCE LA GRATITUD
1. Honra a Dios.
El que ofrece sacrificio de acción de gracias me honra; y al que ordena bien su camino, le mostraré la salvación de Dios (Salmos 50:23).

Con cántico alabaré el nombre de Dios, y con acción de gracias le exaltaré. Y esto agradará al Señor más que el sacrificio de un buey, o de un novillo con cuernos y pezuñas (Salmos 69:30-31). 

2. Exalta a Jesucristo.
Entonces uno de ellos, al ver que había sido sanado, se volvió glorificando a Dios en alta voz. Y cayó sobre su rostro a los pies de Jesús, dándole gracias; y éste era samaritano. Respondiendo Jesús, dijo: ¿No fueron diez los que quedaron limpios? Y los otros nueve… ¿dónde están? ¿No hubo ninguno que regresara a dar gloria a Dios, excepto este extranjero? Y le dijo: Levántate y vete; tu fe te ha sanado (Lucas 17:15-19).

Doy gracias a Cristo Jesús nuestro Señor, que me ha fortalecido, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio; aun habiendo sido yo antes blasfemo, perseguidor y agresor. Sin embargo, se me mostró misericordia porque lo hice por ignorancia en mi incredulidad. Pero la gracia de nuestro Señor fue más que abundante, con la fe y el amor que se hallan en Cristo Jesús. Palabra fiel y digna de ser aceptada por todos: Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, entre los cuales yo soy el primero. Sin embargo, por esto hallé misericordia, para que en mí, como el primero, Jesucristo demostrara toda su paciencia como un ejemplo para los que habrían de creer en Él para vida eterna. Por tanto, al Rey eterno, inmortal, invisible, único Dios, a Él sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén (1 Timoteo 1:12-17).

Por tanto, de la manera que recibisteis a Cristo Jesús el Señor, así andad en Él; firmemente arraigados y edificados en Él y confirmados en vuestra fe, tal como fuisteis instruidos, rebosando de gratitud (Colosenses 2:6-7).

IV. CÓMO ES LA GRATITUD DE UNA PERSONA A OTRA
1. Muchas veces se olvidan los favores o ayudas.
Y sucedió que al tercer día, que era el día del cumpleaños de Faraón, este hizo un banquete para todos sus siervos, y levantó la cabeza del jefe de los coperos y la cabeza del jefe de los panaderos en medio de sus siervos. Y restauró al jefe de los coperos a su cargo de copero y este puso la copa en manos de Faraón; pero ahorcó al jefe de los panaderos, tal como les había interpretado José. Mas el jefe de los coperos no se acordó de José, sino que se olvidó de él (Génesis 40:20-23).

Entonces el jefe de los coperos habló a Faraón, diciendo: Quisiera hablar hoy de mis faltas. Cuando Faraón se enojó con sus siervos y me puso bajo custodia en la casa del capitán de la guardia, a mí y al jefe de los panaderos, él y yo tuvimos un sueño en una misma noche; cada uno de nosotros soñó según la interpretación de su propio sueño. Y estaba allí con nosotros un joven hebreo, un siervo del capitán de la guardia; y se los contamos, y él nos interpretó los sueños. A cada uno interpretó su sueño. Y aconteció que tal como nos lo había interpretado, así sucedió; a mí me restableció Faraón en mi puesto, pero al otro lo ahorcó (Génesis 41:9-13).

2. Pero otras tienen su recompensa.
Entonces Booz dijo a Rut: Oye, hija mía. No vayas a espigar a otro campo; tampoco pases de aquí, sino quédate con mis criadas. Fíjate en el campo donde ellas siegan y síguelas, pues he ordenado a los siervos que no te molesten. Cuando tengas sed, ve a las vasijas y bebe del agua que sacan los siervos. Ella bajó su rostro, se postró en tierra y le dijo: ¿Por qué he hallado gracia ante tus ojos para que te fijes en mí, siendo yo extranjera? Y Booz le respondió, y dijo: Todo lo que has hecho por tu suegra después de la muerte de tu esposo me ha sido informado en detalle, y cómo dejaste a tu padre, a tu madre y tu tierra natal, y viniste a un pueblo que antes no conocías. Que el Señor recompense tu obra y que tu remuneración sea completa de parte del Señor, Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte (Rut 2:8-12).

3. Podemos mostrar gratitud aunque sea a un familiar del que recibimos ayuda.
Dijo David: ¿Hay todavía alguno que haya quedado de la casa de Saúl, para que yo le muestre bondad por amor a Jonatán? Y había un siervo de la casa de Saúl que se llamaba Siba, y lo llamaron ante David. Y el rey le dijo: ¿Eres tú Siba? Y él respondió: Tu servidor. Y dijo el rey: ¿No queda aún alguien de la casa de Saúl a quien yo pueda mostrar la bondad de Dios? Y Siba respondió al rey: Aún queda un hijo de Jonatán, lisiado de ambos pies. El rey le dijo: ¿Dónde está? Y Siba respondió al rey: He aquí, está en casa de Maquir, hijo de Amiel, en Lodebar. Entonces el  rey David mandó traerlo de la casa de Maquir, hijo de Amiel, de Lodebar. Y Mefiboset, hijo de Jonatán, hijo de Saúl, vino a David, y cayendo sobre su rostro, se postró. Y David dijo: Mefiboset. Y este respondió: He aquí tu siervo. David le dijo: No temas, porque ciertamente te mostraré bondad por amor a tu padre Jonatán, y te devolveré toda la tierra de tu abuelo Saúl; y tú comerás siempre a mi mesa (2 Samuel 9:1-7).

4. Debemos dar gracias a Dios por la fe y el amor de los demás cristiano.
Siempre tenemos que dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es justo, porque vuestra fe aumenta grandemente, y el amor de cada uno de vosotros hacia los demás abunda más y más; de manera que nosotros mismos hablamos con orgullo de vosotros entre las iglesias de Dios, por vuestra perseverancia y fe en medio de todas las persecuciones y aflicciones que soportáis (2 Tesalonicenses 1:3-4).

PREGUNTAS SOBRE EL ESTUDIO
1. ¿Te consideras una persona agradecida?
2. ¿Tu hablar y tus acciones reflejan gratitud?
3. ¿Por qué cosas le has dado gracias a Dios?
4. ¿Has recibido ayuda de otros cristianos o personas? ¿Puedes compartirlo?
5. ¿Cuál consideras que ha sido tu mayor demostración de gratitud hacia Dios o hacia alguien?

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