Cristo te ama

15.- Obediencia

Acto de cumplir con las órdenes o instrucciones de un superior. Obedecer implica la subordinación de la voluntad a una autoridad, el acatamiento de una instrucción, el cumplimiento de una demanda o la abstención de algo que se prohíbe. La figura de la autoridad que merece obediencia puede ser, ante todo, una persona o una comunidad, pero también una idea convincente, una doctrina o una ideología y, en grado sumo, la propia conciencia y además, para los creyentes, Dios.

En términos cristianos, obediencia es conformidad con la voluntad de Dios y la respuesta voluntaria de la fe. La voluntad de Dios es considerada como el bien absoluto al que se debe sumisión.
La obediencia es, pues, prueba de la fe y resulta de conformar la voluntad humana con la divina. Es la fe en acción. Así como es imposible agradar a Dios sin fe, lo es también sin obediencia.

La obediencia a Dios está por encima de cualquier otro deber “Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios” (Hechos 4:19).

I. EL MAYOR EJEMPLO DE OBEDIENCIA ES NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO
1. Su deleite era hacer la voluntad de su Padre.
Entonces dije: He aquí, vengo; en el rollo del libro está escrito de mí; me deleito en hacer tu voluntad, Dios mío; tu ley está dentro de mi corazón (Salmos 40:7-8).

Y el que me envió está conmigo; no me ha dejado solo, porque yo siempre hago lo que le agrada (Juan 8:29).

Jesús les dijo: Mi comida es hacer la voluntad del que me envió y llevar a cabo su obra (Juan 4:34).

2. Se sujetó a sus padres terrenales.
Cuando sus padres le vieron, se quedaron maravillados; y su madre le dijo: Hijo, ¿por qué nos has tratado de esta manera? Mira, tu padre y yo te hemos estado buscando llenos de angustia. Entonces Él les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿Acaso no sabíais que me era necesario estar en la casa de mi Padre?

Pero ellos no entendieron las palabras que Él les había dicho.
Y descendió con ellos y vino a Nazaret, y continuó sujeto a ellos. Y su madre atesoraba todas estas cosas en su corazón. Y Jesús crecía en sabiduría, en estatura y en gracia para con Dios y los hombres (Lucas 2:48-52).

3. En su condición de hombre fue obediente hasta la muerte.
Hallándose en forma de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz (Filipenses 2:8).

Cristo, en los días de su carne, habiendo ofrecido oraciones y súplicas con gran clamor y lágrimas al que podía librarle de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente; y aunque era Hijo, aprendió obediencia por lo que padeció (Hebreos 5:7-8).

4. Por su obediencia nos hizo justos.
Así pues, tal como por una transgresión resultó la condenación de todos los hombres, así también por un acto de justicia resultó la justificación de vida para todos los hombres.
Porque así como por la desobediencia de un hombre los muchos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno los muchos serán constituidos justos (Romanos 5:18-19).

5. Jesús nos manda que seamos obedientes.
Como el padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, así como yo he guardado los mandamientos de mi padre y permanezco en su amor (Juan 15:9-10).

II. PERSONAJES DE LA BIBLIA QUE FUERON OBEDIENTES
1. Abraham.
Por la fe Abraham, al ser llamado, obedeció, saliendo para un lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber adónde iba (Hebreos 11:8).

2. Caleb.
Pero a mi siervo Caleb, porque ha habido en él un espíritu distinto y me ha seguido plenamente, lo introduciré a la tierra donde entró, y su descendencia tomará posesión de ella (Números 14:24).

3. Josué.
Tal como el Señor había ordenado a Moisés su siervo, así Moisés lo ordenó a Josué, y así Josué lo hizo; no dejó de hacer nada de todo lo que el Señor había ordenado a Moisés (Josué 11:15).

4. David.
Porque David había hecho lo recto ante los ojos del Señor, y no se había apartado de nada de lo que Él le había ordenado durante todos los días de su vida, excepto en el caso de Urías heteo (1 Reyes 15:5).

5. Job.
Y el Señor dijo a Satanás: ¿Te has fijado en mi siervo Job? Porque no hay ninguno como él sobre la tierra, hombre intachable y recto, temeroso de Dios y apartado del mal (Job 1:8).

6. Isaías.
Y oí la voz del Señor que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí: Heme aquí; envíame a mí (Isaías 6:8).

7. La virgen María.
Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia (Lucas 1:38).

8. Pedro y Juan.
Mas respondiendo Pedro y Juan, les dijeron: Vosotros mismos juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque nosotros no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído (Hechos 4:19- 20).

9. Pablo.
Vosotros sois testigos, y también Dios, de cuán santa, justa e irreprensiblemente nos comportamos con vosotros los creyentes (1 Tesalonicenses 2:10).

III. ¿A QUIÉNES DEBEMOS OBEDIENCIA?
1. A Dios.
Mas respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres (Hechos 5:29).

2. A nuestro Señor Jesucristo.
Jesús respondió, y le dijo: Si alguno me ama, guardará mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos con él morada (Juan 14:23).

Pues aunque andamos en la carne, no luchamos según la carne; porque las armas de nuestra contienda no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas; destruyendo especulaciones y todo razonamiento altivo que se levanta contra el conocimiento de Dios, y poniendo todo pensamiento en cautiverio a la obediencia de Cristo, y estando preparados para castigar toda desobediencia cuando vuestra obediencia sea completa (2 Corintios 10:3-6).

3. A nuestras autoridades y gobernantes.
Sométase toda persona a las autoridades que gobiernan; porque no hay autoridad sino de Dios, y las que existen, por Dios son constituidas (Romanos 13:1).

Someteos, por causa del Señor, a toda institución humana, ya sea al rey, como autoridad, o a los gobernadores, como enviados por él para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen el bien (1 Pedro 2:13-14).

Recuérdales que estén sujetos a los gobernantes, a las autoridades; que sean obedientes, que estén preparados para toda buena obra; que no injurien a nadie, que no sean contenciosos, sino amables, mostrando toda consideración para con todos los hombres (Tito 3:1-2).

4. Las casadas a sus maridos.
Las mujeres estén sometidas a sus propios maridos como al Señor. Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, siendo Él mismo el Salvador del cuerpo. Pero así como la iglesia está sujeta a Cristo, también las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo (Efesios 5:22-24).

Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos, de modo que si algunos de ellos son desobedientes a la palabra, puedan ser ganados sin palabra alguna por la conducta de sus mujeres al observar vuestra conducta casta y respetuosa (1 Pedro 3:1-2).

5. Los hijos a sus padres.
Hijos, obedeced a vuestros padres en el Señor, porque esto es justo (Efesios 6:1).

Hijos, sed obedientes a vuestros padres en todo, porque esto es agradable al Señor (Colosenses 3:20).

Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días sean prolongados en la tierra que el Señor tu Dios te da (Éxodo 20:12).

6. Los empleados a sus patrones.
Siervos, obedeced a vuestros amos en la tierra, con temor y temblor, con la sinceridad de vuestro corazón, como a Cristo; no para ser vistos, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, haciendo de corazón la voluntad de Dios. Servid de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, sabiendo que cualquier cosa buena que cada uno haga, esto recibirá del Señor, sea siervo o sea libre (Efesios 6:5-8).

7. Los cristianos a sus pastores y líderes.
Obedeced a vuestros pastores y sujetaos a ellos, porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta. Permitidles que lo hagan con alegría y no quejándose, porque eso no sería provechoso para vosotros (Hebreos 13:17).

IV.BENDICIONES DE LA OBEDIENCIA
1. La obediencia es semejante a la sabiduría.
Por tanto, cualquiera que oye estas palabras mías y las pone en práctica, será semejante a un hombre sabio que edificó su casa sobre la roca; y cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos y azotaron aquella casa; pero no se cayó, porque había sido fundada sobre la roca (Mateo 7:24-25).

2. La obediencia trae felicidad.
Porque os he dado ejemplo, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. En verdad, en verdad os digo: un siervo no es mayor que su señor, ni un enviado es mayor que el que le envió. Si sabéis esto, seréis felices si lo practicáis (Juan 13:15-17).

3. El amor de Dios mora y permanece en los obedientes.
Jesús respondió, y le dijo: Si alguno me ama, guardará mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y haremos con él morada (Juan 14:23).

Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor (Juan 15:10).

4. El obediente es amigo del Señor Jesús y todo lo que pida le será concedido .
Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando. Ya no os llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque os he dado a conocer todo lo que he oído de mi Padre. Vosotros no me escogisteis a mí, sino que yo os escogí a vosotros, y os designé para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo conceda (Juan 15:14-16).

Amados, si nuestro corazón no nos condena, confianza tenemos delante de Dios; y todo lo que pidamos lo recibimos de Él, porque guardamos sus mandamientos y hacemos las cosas que son agradables delante de Él (1 Juan 3:21-22).

5. El Espíritu Santo es dado a los que le obedecen.
Y nosotros somos testigos de estas cosas; y también el Espíritu Santo, el cual Dios ha dado a los que le obedecen (Hechos 5:32).

6. Será bienaventurado en todo lo que hace.
Pero el que mira atentamente a la ley perfecta, la ley de la libertad, y permanece en ella, no habiéndose vuelto un oidor olvidadizo sino un hacedor eficaz, este será bienaventurado en lo que hace (Santiago 1:25).

7. La obediencia es señal de que conocemos al Señor Jesús.
Y en esto sabemos que hemos llegado a conocerle: si guardamos sus mandamientos. El que dice: Yo he llegado a conocerle, y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en él verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado. En esto sabemos que estamos en Él. El que dice que permanece en Él, debe andar como Él anduvo (1 Juan 2:3-6).

PREGUNTAS SOBRE EL ESTUDIO
1. ¿Te consideras una persona obediente?
2. ¿Tendrá consecuencias la desobediencia?
3. ¿Te sujetas fácilmente a tus autoridades?
4. ¿Cumples con tus responsabilidades o tratas de evadirlas?
5. ¿Tratas de vivir conforme a los principios cristianos?

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