Cristo te ama

1.- Dios es Dueño de Todo

¿QUÉ ES UN MAYORDOMO?
Según el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) un mayordomo es “Criado principal a cuyo cargo está el gobierno económico de una casa o hacienda.” “Jefe principal de palacio, a cuyo cargo estaba el cuidado y gobierno de la casa del rey.” No solamente una casa sino en ocasiones un palacio.

Lo que podemos observar es que un mayordomo es un siervo que se dedica a cuidar los bienes de su amo o señor con una buena administración. En la antigüedad un mayordomo no era cualquier siervo, sino que tenía un honor especial dentro de la casa. Cuidaba los bienes, a otros criados y en ocasiones hacia transacciones comerciales.

Apoyándonos en los diccionarios bíblicos como el VINE nos dice de la mayordomía lo siguiente: “epitropos (ἐπἐἐἐἐπἐἐ, 2012), lit.: alguien a cuyo cuidado se encomienda algo (epi, sobre; trepo, girar, dirigir). Se traduce «mayordomo» (Mateo 20:8); «intendente» (Lucas 8.3); «tutores» (Gálatas 4:2).” El diccionario James Strong también lo define igual: “comisionado, i.e. administrador doméstico, guardián:—intendente, mayordomo, tutor.”

EL PRIMER MAYORDOMO
“Y los bendijo Dios y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sojuzgadla; ejerced dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra” (Génesis 1:28).

Según nos relata la historia de la Biblia, el primer mayordomo fue Adán –junto con su mujer– de toda la creación que el Señor había hecho para ellos. Toda la tierra fue hecha para el hombre con el propósito y fin de cuidarla. Lo que les había dado era para ser administrado por ellos. Era una bendición lo que habían recibido de la mano del Señor, pero también conllevaba la responsabilidad en su cuidado.

CASOS DE MAYORDOMOS

EL SEÑOR DIOS ES DUEÑO DE TODO
“Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella; el mundo y los que en él habitan” (Salmos 24:1).

Ahora bien, quien nos ha creado tiene el derecho de demandar de nosotros todo lo que hagamos. Ese es el Señor Dios quien ha hecho la creación para que fuera habitada por su máxima obra: el hombre (Génesis 24).

Todo aquello que genere el hombre es por la bondad y poder de Dios. Iniciando por su salud, luego sus labores, y finalmente su prosperidad; todo depende de Dios. “Hubiera yo desmayado, si no hubiera creído que había de ver la bondad del Señor en la tierra de los vivientes” (Salmos 27:13). Por lo que cada cosa que genere el hombre, ya sea por su inteligencia o capacidades es por la gracia de Dios.

Por lo tanto, todas aquellas posesiones, ya sean materiales o inmateriales (como la inteligencia del hombre), provienen de Dios. En correspondencia, el ser humano debe ser buen mayordomo o administrador, porque el Señor se lo ha dado. Además, el hombre debe buscar refugio, socorro, y cómo ejercer sabiamente su mayordomía. “Levantaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene del Señor, que hizo los cielos y la tierra” (Salmos 121:1-2).

Nada nos pertenece, ya que la fuente de origen, la vida misma, también es de Dios, quien nos la otorgó. Incluso los seres celestiales han sido creados por Dios y le rinden alabanza delante de su trono. “Solo tú eres el Señor. Tú hiciste los cielos, los cielos de los cielos con todo su ejército, la tierra y todo lo que en ella hay, los mares y todo lo que en ellos hay. Tú das vida a todos ellos y el ejército de los cielos se postra ante ti” (Nehemías 9:6).

¿CÓMO SER UN BUEN MAYORDOMO?
“Mas acuérdate del Señor tu Dios, porque Él es el que te da poder para hacer riquezas” (Deuteronomio 8:18).

Para llegar a ser un buen mayordomo o administrador de Dios, hay que iniciar con la sensibilidad de que todo cuanto tengamos es prestado y no nos pertenece. La vida, cuerpo, vestimenta, casa, bienes, talentos y el dinero son de Dios. En este momento, lo que traes puesto, incluso lo que está en tu billetera es de Dios, ya que te ha dado la capacidad de generarlo.

Un día daremos a Dios razón del buen uso o mal uso que hicimos con nuestra vida, ya que Él nos la concedió. Si en el pasado no teníamos esta noción de la mayordomía delante de Dios, es bueno comenzar a hacerlo. Y si ya lo hemos empezado a realizar, continuemos y nunca se nos olvide que Dios es nuestro todo en todo lo que somos.

PARA REFLEXIÓN:
1. ¿Sabías que Dios nos ha creado para alabanza de su gloria?, y en respuesta desea que lo reconozcamos todos los días de nuestra vida.
(Salmos 71:8)
2. Dios nos dio todo lo que poseemos. Si desconocemos como emplearlo con fines honrosos, acudamos a su Palabra para obtener sabiduría.
(Salmos 19:7, Santiago 1:5)
3. Tengamos presente que ser un buen mayordomo es importante no solo para fines terrenales, sino también para los eternos.
(Lucas 12:34)
4. ¿Cuidas y valoras lo que tienes de parte de Dios? ¿Haces buen uso de ello?
(Hageo 2:8)
5. ¿La gratitud es un hábito y forma parte de nuestra vida de fe, o hemos dado cabida a la queja?
(1 Crónicas 16:8, 1 Tesalonicenses 5:18).

CONCLUSIÓN:
“Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria y el honor y el poder, porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas” (Apocalipsis 4:11).

Un ser humano que es un buen mayordomo da gloria a Dios por todo lo que es y posee. Expresa gratitud y adoración por aquello que Él le ha concedido. Lo contrario sería ser ingrato y despilfarrador. Tengamos siempre presente que mayordomo es ser administrador de los bienes de otro. El dueño es Dios de todo cuanto hay. Nosotros no somos los propietarios legítimos. El hombre es solo un gerente temporal de lo que Dios le ha otorgado. Al final de los tiempos entregaremos nuestra mayordomía y obtendremos una grata recompensa de parte de Dios.

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